En la historia de la humanidad, en más de una oportunidad, la fe cristiana fue puesta como excusa para justificar genocidios.

Por increíble que parezca, o por descabellada que pueda parecer la afirmación, sin duda, es una verdad incuestionable.

La historia nos ha enseñado que una hermenéutica cínica, subyugada a poderes políticos seculares, ha motivado homilías y propaganda cristiana radical que ha justificado guerras santas, santas inquisiciones, exterminio de pueblos, evangelizaciones forzadas, y todo tipo de barbaries en nombre de la fe.

Lamentablemente hoy, eso no ha cambiado, y una vez más, el mundo mira con horrenda indignación la postura del patriarca ruso Kirill de la Iglesia Ortodoxa, cuando pretende dar una explicación hermenéutica del genocidio ruso en Ucrania.

Según Kirill, en occidente se encuentra el anticristo y que las fuerzas rusas están tratando de frenar su expansión. La invasión de Rusia a Ucrania, es un intento santo de frenar el nazismo y la homosexualidad, dos influencias negativas de la decadencia de occidente.

Din duda, Kirill, propone una hermenéutica cínica que pretende justificar las barbaries de la guerra enmarcándolas en un mensaje cristiano aparentemente coherente con el sentido profético de la Iglesia.

Me recuerda a Hitler, cuando echó mano de los escritos de Lutero para ensañarse contra los judíos.